Llega el final del curso académico, y con él, muchas escuelas preparan obras de teatro o festivales, en los que los más pequeños interpretan piezas clásicas o modernas. De pequeño siempre odié estos festivales, de hecho, aprovechaba cada oportunidad que tenía para escaquearme.
Era tal la falta de ilusión que me hacía acudir a estos festivales, que mi madre me apuntó a una escuela privada de inglés, para que el día de la función coincidiera con el día del examen de conocimientos de ésta academia. Pero los puntos de vistas cambian con el tiempo, y sobre todo cuando tienes hijos.
Cuando mi primer hijo tuvo que hacer su primer festival estaba muy emocionado. El hecho de interpretar a una persona diferente le emocionaba. La obra de teatro que realizaron era Blancanieves y los siete enanitos, y él interpretaba al enanito risueño. Sin duda su profesora acertó con el papel de mi hijo, porque él siempre tiene una sonrisa en la cara.
Cada vez más las escuelas están aprovechando cada suceso para disfrazar a los niños. Esto tiene una explicación más allá de generar diversión a los más pequeños de la casa. Los juegos con disfraces cumplen una importante labor pedagógica en los ámbitos social, afectivo-emocional, cognitivo y psicomotor.
Los niños aprenden lecciones poniéndose en el lugar del otro. Hacer que un niño experimente lo que siente un individuo en una situación, y luego en el otro extremo de la situación, favorece a que desarrollen la empatía de manera más fácil. Además fomenta valores personales como el compañerismo.
Precisamente, en la obra que realizó mi hijo, uno de los niños tropezó y cayó de boca. Y fue impresionante como los niños que estaban actuando en el escenario, se volcaron con el niño levantándole y secándole las lágrimas de la vergüenza. Esta obra me hizo sentirme pequeño, tanto a mi como a otros padres.
Además, adaptar un rol diferente en actividades como el teatro, favorece el desarrollo de habilidades como la oratoria, la memorización o el desarrollo del lenguaje corporal. Por eso muchas escuelas tienen entre sus actividades complementarias la realización de escuelas de teatro. Incluso hay granjas-escuela que tienen cursos de verano para perfeccionar las habilidades teatrales de los pequeños de la casa.
El desarrollo de la creatividad en niños y adultos
La creatividad en edades tempranas es algo que se debe desarrollar, porque aprende a desarrollarse con libertad y distanciarse de uno mismo. Esto es algo que deben volver a recordar los adultos, ya que muchos de nosotros nos pasamos el día siguiendo rutinas que nos hacen sentir aburridos en muchas ocasiones.
Para muchos adultos disfrazarse supone salir fuera de su zona de confort, y si se supera podemos aprender valiosas lecciones para aprender día a día. Se dice que un adulto que es feliz mantiene a su niño interior despierto. La bondad e ingenuidad de los niños es algo que vamos perdiendo conforme vamos creciendo, y es algo que conviene recuperar.
En la escuela en la que estudia mi hijo, van a crear una obra de teatro en la que participarán padres y niños, con el fin de fortalecer los lazos de confianza, y también para que los adultos se diviertan disfrazándose. En mi clase nos han encargado comprar el vestuario, y he de decir que no nos ha tocado complicarnos la vida, ya que hemos comprado todo lo que necesitábamos en La Casa de los Disfraces. Además, lo mejor es que no hemos tenido que pagar gastos de envío ya que superábamos los setenta y cinco euros de compra.
Para finalizar diré que estoy disfrutando mucho de la preparación de la obra de teatro con mi hijo, y los miedos e inseguridades del pasado se están diluyendo, ya que ver disfrutar a los niños me hace olvidarme de ellos.