Los libros pueden ofrecer un viaje a otras culturas, conocer otros continentes a través de sus letras y la descubrir la visión de diferentes personas ante planteamientos de la vida.
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Hace poco leí un libro que me permitió trasladarme a Japón y descubrir la religión denominada Sintoísmo. Yo como supongo la mayoría de las personas no la conocía, no es una religión profesada en occidente como el cristianismo, el judaísmo, el islamismo, o incluso el budismo pero tiene cerca de 70 millones de fieles, casi nada.
¿Qué es el sintoísmo o shintoismo?
El Sintoísmo es la religión primitiva japonesa. Esta forma religiosa no tiene fundador, ni dogmas precisos; su comprensión para el occidental es difícil, porque es más una actitud sagrada que una religión, y las diversidades de pensamiento dentro de él y las indefinidas variaciones del ritual aumentan esta incomprensión. Cerca de 67 millones de asiáticos, especialmente japoneses, profesan esta creencia.
Shinto puede traducirse por “El camino de los Dioses”. La palabra procede del chino Shin-tao o Shintó, en japonés Kami-nagarano-michi.
En un principio, esta religión étnica no tenía nombre; hasta la introducción del budismo en Japón (durante el siglo VI). Para poder diferenciar el budismo de esta religión le adoptaron el nombre de shinto. Los japoneses utilizaron una palabra china para su religión porque en ese tiempo el chino era la única lengua que tenía escritura en Japón, ya que no se había desarrollado aún la escritura de su propio idioma.
Su principio fundamental es el respeto y lealtad al emperador de Japón y a los grandes antepasados familiares, y la memoria de los grandes personajes del pasado histórico o familiar. Como mantienen muy unidos los vínculos del pasado con el presente, su símbolo es el “sakiki”, árbol siempre verde, que nunca muere ni languidece.
Tradicionalmente, los shinto ponían especial énfasis en la pureza, y sentían un gran respeto por la muerte, las enfermedades y la sangre. Se servían de ritos muy elaborados para purgar este tipo de contaminaciones. Los ritos recibían el nombre de kegare. El método de purificación más utilizado era el de limpieza (misogi).
Para comprender el shintoismo es necesario abordar el concepto de kami, o shinmei. Los kami simbolizan el individualizan las fuerzas vitales que animan el universo. Son fuentes de la vida humana y de la vida de toda la naturaleza, de todo el cosmos.
Cada uno dispone de ciertos poderes sobrehumanos llamados shintoku. La principal práctica del shintoismo consiste en adorarlos, aplacar su ira o simplemente establecer una cierta relación con ellos. Residen en objetos naturales o en otros hechos por el hombre: montaña, árbol, roca, animal, relámpago, espejo.
El número de los kami es infinito, pues la cantidad de deidades de la religión aumenta constantemente. Todo lo que tiene un carácter extraño, eminente, peligroso o mágico es kami: los emperadores, los grandes guerreros, los hombres potentes e ilustres…