Perder a un ser querido es ya en sí un dolor insoportable, pero cuando a ello se suma un papeleo impresionante unido a unas gestiones administrativas complicadas y diversas por haber sido el ser amado de nacionalidad extranjera y por haber residido fuera de la península ibérica, ¡pues ya ni os cuento! Se trata entonces de un auténtico calvario. A nosotros nos tocó desgraciadamente vivir esta penosa y triste experiencia cuando hace unos meses perdimos a nuestra querida madre. “Menos mal” que dentro de lo trágico nos asesoró y estuvo siempre presente cuando más lo necesitábamos el traductor e intérprete jurado de Jti, una agencia de traducción formada por un extenso y selecto equipo de traductores jurados oficiales nombrados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España y especializados en las traducciones juradas de todo tipo de documentos oficiales. Porque hay que saber que para cualquier gestión oficial de documentos extranjeros debéis acudir obligatoriamente a un traductor e intérprete jurado oficial si queréis que tengan valor estos documentos. ¡Malditas administraciones! Sin embargo, no nos quedó otra que la de pasar por ahí… Pero, tal y como lo he subrayado más arriba, nuestro traductor jurado se mostró en todo momento empático, discreto y muy profesional. Para mí, no fue sólo un “vulgar” traductor, fue algo más…
Certificado de defunción extranjero
¿Cómo pedir un certificado de defunción extranjero? En España, un certificado de defunción acredita el fallecimiento de una persona y se suele solicitar en el Registro Civil donde está inscrito el fallecimiento, o yendo personalmente hasta dicha administración, o bien solicitándolo a través de Internet. No obstante, cuando por ejemplo, como en el caso nuestro, el fallecido o fallecida residía en el extranjero y la familia desea traérselo/a a España, es necesario entonces realizar una traducción jurada del certificado de defunción. Asimismo, es obligatorio este procedimiento para solicitar una herencia o una pensión de viudedad en un país extranjero. En cualquier caso, siempre que el certificado esté redactado en un idioma diferente al del país de destino es imprescindible realizar la traducción de los documentos oficiales relativos a la persona fallecida. Así es por ley…
Dicho esto, muchas personas se extrañan cuando les digo que mi hermana y yo –habiendo nacido y habiéndonos criado en Francia– decidimos, sin embargo, y “con la que estaba cayendo”, instalarnos en España hace unos años aunque siguieran viviendo en Francia nuestros padres. A ello, les contestamos simplemente que ambas tomamos dichas decisiones por amor (conocimos a nuestras parejas cuando éramos estudiantes de Erasmus). No obstante, a nuestros padres no les sorprendió tanto nuestras elecciones, es más… ¡nos apoyaron! ¡Cómo no lo iban a hacer si a ellos mismos les había pasado una situación similar hacía más de tres décadas! Pues, mi padre era un inmigrante español que decidió como tantos otros durante los años setenta salir de España para buscarse la vida en el extranjero. Optó por Francia y así fue como conoció a mi madre, una francesa de Grenoble de la que se enamoró perdidamente y con la cual decidió fundar una familia. Fueron felices. Muy, hasta que la muerte los separase.
Por otra parte, volver a su país de origen siempre había sido –aunque lejano– un sueño para mi padre. De hecho, mis padres lo habían hablado a veces juntos y barajaban seriamente la opción de instalarse en Sevilla cuando se jubilaran. Allí tenían casa y a la familia de mi padre. Además, a los dos les encantaba Andalucía y mi madre al haber sido hija única ya no tenía a nadie en Francia. Desgraciadamente a mi madre no le dio tiempo… Tan sólo le faltaban dos años para la anhelada jubilación. Fue por esa razón, que mi padre decidió entonces trasladar su cuerpo a su ciudad natal y enterrarla allí para “tenerla siempre a su lado”.
Por ello, asimismo, tuvimos que acudir a un traductor jurado para la realización de las traducciones de nuestros documentos oficiales. Nos hablaron de Jti, Traductores e Intérpretes Jurados, de su gran profesionalidad, rapidez, experiencia y precio y nos decantamos por ellos. Hicimos bien porque el resultado fue el esperado y el traductor que se ocupó de nuestro caso se mostró en todo momento sumamente discreto, respetuoso y muy profesional. Por eso os digo, por si os hiciera falta, sepan que traducen diariamente a más de 30 idiomas, desde el alemán, árabe, bielorruso, búlgaro, pasando por el catalán, checo, chino, coreano, croata, danés, euskera, finés, francés hasta el gallego, griego, hebreo, húngaro, inglés, italiano, japonés, latín, lituano, macedonio, neerlandés, noruego, persa, polaco, portugués, rumano, ruso, serbio, sueco, y ucraniano… Para vuestros documentos oficiales, acudir a auténticos profesionales de la traducción es fundamental.