Saber desenvolverse en varias lenguas es uno de los atributos más importantes para cualquier persona en la actualidad. Las empresas necesitan gente preparada que sea capaz de comunicarse con cualquier contacto, sea español o de fuera de nuestras fronteras. En pleno apogeo de las nuevas tecnologías y la sociedad global e interconectada, manejar idiomas es más importante que nunca.
Los jóvenes, aunque solamos pensar lo contrario, somos unos afortunados en varios aspectos. Uno de ellos es la educación idiomática que hemos tenido. Desde bien pequeños hemos tenido clases de inglés, algo de lo que por ejemplo nuestros padres no han podido disfrutar. Esto termina provocando una brecha entre generaciones: nosotros estamos acostumbrados a conversar en inglés y ellos, simplemente, no.
Es este el motivo por el cual muchos de nuestros padres han decidido empezar a estudiar un idioma en la actualidad. Saben de sobra que para competir con nosotros necesitan una mejor formación y ven en este campo la posibilidad de equiparar sus conocimientos con los nuestros. Sin embargo, no es para nada fácil adaptarse a una nueva lengua cuando ya se cuenta con cierta edad.
El de mi padre se encuadra en uno de esos casos. Cuando era pequeño e iba al colegio no tocó nada de inglés y ahora, consciente de la necesidad de un idioma tan universal, ha comenzado a preocuparse por él mientras intenta obtener el título de Bachillerato por las noches en el instituto de nuestro municipio. No obstante, le ha costado arrancar. Las primeras clases fueron complicadas y, desanimado, contemplaba la posibilidad de venirse abajo y dejar que le abatieran.
No podía permitir que esto ocurriese. Sabía que mi padre podía con ello y que le iba a reportar unos beneficios incalculables desenvolverse en inglés de manera periódica. Por eso le recomendé que se inscribiera en alguna academia para así poder asistir a clases de apoyo y perfeccionamiento, que era lo que él necesitaba para combatir con el idioma.
Como la fuerza de voluntad es algo que caracteriza mucho a mi padre, decidió hacerme caso y comenzar a buscar una academia. Después de algunos días recogiendo opiniones e investigando a través de Internet, llegó a www.pupilos.es. Ésta era la página web de una de esas academias a las que él se quería unir para mantener y mejorar su nivel académico, en su caso, en inglés.
Contactótelefónicamente con la academia y al terminar la llamada me dijo que se sentía bastante convencido para unirse a ella. Con profesionales de una amplia variedad de materias y a un precio muy asequible, aquella posibilidad fue ganando enteros hasta terminar por seducirle.
La atención personalizada, clave
Con grandes deseos de progreso comenzó mi padre su andadura en la academia. Tenía claro lo que quería, y por eso así se lo transmitió a unos profesores que de esta manera pudieron prestarle toda la ayuda necesaria para el correcto aprendizaje de la lengua inglesa. Pasados unos meses, no había quién reconociera la pronunciación, la gramática o el vocabulario de mi padre.
No contento con ello, él mismo empezó a buscar contactos angloparlantes para continuar aprendiendo. Fue el consejo que le había dado previamente uno de los profesores de la academia. Así lo hizo y la verdad es que no solo continuó conociendo nuevos aspectos del idioma sino que además fue consciente de todos los avances que había protagonizado en los últimos meses.
En la actualidad, mi padre es todo un experto en la materia. Ha hecho contactos y para su negocio ha encontrado en el inglés una herramienta fundamental para relacionarse con ellos. Y gracias a ello sus posibilidades de negocio se han expandido, dando como resultado más beneficios y mejores visos de futuro.