Estudiar música forma parte de la formación intelectual de las personas. Tanto de niños como de mayores. Por suerte, la música no conoce de edades. Intentamos explicarte en este artículo todo lo bueno que puede reportarte estudiar música.
En la Comunidad Valenciana hay una gran tradición musical. En cada barrio de Valencia, en cada pueblo, hay una banda de música formada por vecinos que llevan años formándose y ensayando. Cuando llegan las fechas señaladas: fallas, Semana Santa, la fiesta de la patrona, la banda sale a la calle en pasacalles y procesiones. Con los músicos sentados en sillas, algunos domingos, ofrecen conciertos en parques y teatros.
Es habitual que en los pueblos de Valencia existan escuelas de música. Son instituciones privadas. En ellas se imparte solfeo, fundamentos de teoría musical y se enseña a tocar un instrumento. Ana, que vive en Bétera, nos cuenta que cuando su hijo cumplió 7 años lo inscribió en la escuela Piccolo. Una escuela de música de la ciudad que lleva en curso hasta 70 actividades paralelas de formación. De momento el niño está aprendiendo la diferencia entre las corcheas y las semicorcheas, pero ya ha decidido que quiere aprender a tocar el clarinete.
“La música es algo que no enseñan en el colegio” – nos cuenta Ana – “algo que encontraba a faltar en la formación del niño.”
Estos son los beneficios que reporta estudiar música:
Beneficios cognitivos.
La revista digital Educación 3.0 señala que el aprendizaje musical contribuye al desarrollo del cerebro. Es una signatura integral. Ejercita varias áreas cognitivas de manera simultánea. Cuando el niño está aprendiendo a tocar un instrumento, afina su oído para detectar las notas, ejercita la memoria para recordar como tocar y al mismo tiempo está leyendo la partitura.
Es un ejercicio intelectual complejo que agudiza la rapidez mental. Se ha demostrado que el aprendizaje musical refuerza otras materias como el aprendizaje de las lenguas y la comprensión de las matemáticas. Cuando se está tocando música, o aprendiendo a tocarla, se manejan variables espacio-temporales. Una canción o una pieza musical se desarrollan en un espacio de tiempo en el cual integras las notas y manejas los silencios, siguiendo un ritmo, para ejecutar una melodía.
La educación musical potencia la concentración y la memoria. Así como principios importantes en el aprendizaje como la constancia, la perseverancia y el valor de la práctica. Un niño llega a ser un buen músico, no por cualidades innatas, sino a base de practicar. Una enseñanza que es aplicable a muchos ámbitos de la vida.
Estudiar música mantiene activo el cerebro. Tanto es así que algunos estudios señalan que estudiar e interpretar música retrasa la aparición de enfermedades neurodegenerativas en adultos como el alzhéimer.
Desarrollo emocional.
El aprendizaje de la música contribuye a desarrollar áreas emocionales de la persona. Eleva la autoestima y fomenta la superación personal. Cuando alguien está aprendiendo a tocar un instrumento y por fin consigue tocar una canción entera, el nivel de satisfacción que alcanza es indescriptible. Llegar hasta allí le ha costado esfuerzo, pero después de todo ha valido la pena. El trabajo realizado se materializa en algo tangible, interpretar una pieza musical. Si lo hace en público y a los oyentes les gusta, va a recibir palabras de reconocimiento, lo cual, le estimula a continuar estudiando.
Algo que sucede con todos los estudiantes de música es que cuando alcanzan una meta, se proponen otra más alta. Una pieza nueva, una melodía más complicada. Lo cual le estimula a avanzar en su formación.
Con el aprendizaje musical se trabajan áreas tan importantes como el trabajo en equipo, la expresión artística o la gestión de las emociones a través de la música.
Habilidades motoras.
Dice el bloc educativo McGraham Hill que con la enseñanza musical se desarrollan las capacidades motoras finas. Si te das cuenta, la mayoría de los instrumentos los tocamos con las manos. Aprender a tocar un instrumento permite adquirir una habilidad en el manejo de los dedos, las manos y, en algunos casos, los pies que no se adquieren con otras prácticas educativas, incluida la educación física o la psicomotricidad.
Con la música sucede algo bastante curioso. El cerebro está procesando información, de manera simultánea envía una orden y esta es ejecutada, por una parte, de nuestras extremidades. Fomenta la coordinación entre cerebro, manos y pies.
Llega un momento en que esta conexión es tan natural que se realiza sin darnos cuenta. Muchos músicos agarran el instrumento con las manos, una guitarra o una trompeta, por ejemplo, y hablan a través de ella. La música fluye de manera natural. No tienen que parar a pensar donde tienen que poner los dedos para sacar determinada nota y donde los tienen que volver a mover para sacar la siguiente.
Al principio, todo es cuestión de memorizar. A base de práctica, el dominio sobre el instrumento da un salto. Es como si hablaran con los dedos.
La música y las relaciones sociales.
En una entrevista que le hicieron en una ocasión al cantante de Jerez, David de María, dijo que él empezó a tocar la guitarra porque le permitía conocer gente. Cuando empezó el instituto era un adolescente bastante tímido. Ya se manejaba un poco con la guitarra flamenca. Tocar y cantar en Jerez de la Frontera es algo natural. La música se respira en el ambiente. Fue empezar a tocar en público, delante de sus compañeros de instituto, y consiguió vencer esa timidez que le llevaba a ser un chico solitario. Los músicos terminan conociéndose entre sí. Es algo normal. Tienen un potente nexo de unión que los conecta, la música.
Cuando te apuntas a una orquesta, a una banda de música o formas un grupo, además de practicar con los compañeros, se establecen relaciones sociales. Con algunos desarrollas una gran afinidad, algo que da lugar a una amistad que puede durar años. Sucede también con los deportes de equipo, como el futbol o el baloncesto. Solo que en este caso, en lugar del deporte, lo que les une es la música.
Crecimiento cultural.
La música es cultura. Aprender a tocar música despierta la curiosidad por conocer otras músicas y otras culturas. Percibes la música de otra manera, no solo como un oyente, también como un intérprete. Lo cual te predispone a conocer y valorar otros estilos musicales y otras músicas del mundo.
Hay pianistas con una larga carrera en los conservatorios, estudiando e interpretando música clásica, que un buen día descubren el Jazz y se quedan impresionados. Es como un flash que les golpea la cabeza. Una forma de tocar distinta el mismo instrumento al que han destinado casi toda su vida. Empiezan entonces a escuchar discos de Jazz, a descubrir a grandes intérpretes del género y amplían de esta manera su cultura musical.
Algo curioso sucedió con el grupo de flamenco fusión “Ketama”. Son los hijos y el sobrino de un reputado guitarrista flamenco, Juan Carmona “El Habichuela”. En plena efervescencia de la movida madrileña, este grupo de jóvenes que se ganaban la vida tocando por las noches en un tablao flamenco, deciden fusionar el flamenco que habían aprendido de su padre con el Pop que triunfaba en el momento. Aquello comenzó siendo un proyecto paralelo, algo en lo que encauzar sus inquietudes, lo que les daba de comer era el tablao.
En su proceso de investigación y cruce de músicas descubren a un músico africano que estaba tocando en Madrid, Toumani Diabaté, con el que llegan a colaborar. Se topan con el Jazz, con la música latina y llegan incluso a telonear a Prince en sus conciertos por España. Al final, terminan metiendo todo esto en una coctelera y generando un sonido nuevo. Es increíble la cultura musical que tienen los miembros de Ketama.
Esto no solo sucede con los músicos famosos. Son muchos los músicos aficionados a tocar rock, que en un momento determinado descubren el flamenco o el son cubano, y expanden de esta manera sus conocimientos culturales.
Una vida por delante.
Si empiezas a estudiar música y te gusta, no hay límites en el aprendizaje. Con la música nunca terminas de aprender. Siempre hay algo nuevo por descubrir. Un músico está aprendiendo hasta el día en que se muere.
La música es un ámbito precioso en el que forjar una carrera académica y profesional. Puedes empezar estudiando música en una academia o con un profesor particular y después inscribirte en el conservatorio. Estudios como piano son el equivalente en tiempo de estudio y complejidad a una carrera universitaria.
Hay muchos músicos que hacen de su afición su medio de vida, se convierten en músicos profesionales. En diferentes ámbitos. Puedes trabajar en una orquesta sinfónica, acompañando a otros artistas o creando tu propio conjunto musical.
Además, la música es una puerta abierta a la docencia. Muchos músicos se dedican a impartir clases y a enseñar a tocar un instrumento a personas que quieren aprender.
Por estas razones, y algunas más que me he dejado en el tintero, estudiar música puede ser positivo en tu vida y en la formación de tus hijos.